Profesor abrumado por las deudas vendió su auto: Exalumnos lo compraron y se lo devolvieron
- Viernes 30 de abril de 2021
- 15:59 hrs
El docente de 87 años se encuentra jubilado, sin embargo, sus alumnos jamás lo olvidaron y decidieron darle una sorpresa.
Una conmovedora historia se dio a conocer en Brasil, donde un profesor jubilado de 87 años debió recurrir a la venta de su vehículo debido a las deudas que tenía. Se trata de Marcelo Siqueira, quien se llevó una gran sorpresa al darse cuenta que los compradores fueron sus exalumnos, quienes se lo regresaron.
El profesor se dedicó a la docencia por 26 años en la asignatura de Historia y Geografía en la Escuela Estatal Doña Carola, en Curitiba y su trayectoria lo hizo ser muy conocido en la zona.
La enseñanza no era el único motivo de su popularidad, sino que también era conocido por mantener el mismo vehículo durante 49 años, un Volkswagen Beetle, que compró cero kilómetros en 1972.
No obstante, los problemas económicos lo llevaron a tomar una drástica decisión, vender su amado auto, sin embargo, cuando sus expupilos se enteraron de la situación, decidieron ayudarlo.
Fue así como organizaron en secreto un grupo de WhatsApp donde comenzaron a reunir dinero y así comprar el ‘escarabajo’ de Marcelo.
“Él fue esencial en esa parte de nuestras vidas de niños para pensar hacia el futuro”, explicó el motivo de la iniciativa Claudio Martins, expupilo del profesor al programa Meiodía y que consignó el diario La Nación.
Fue así como juntaron el dinero, compraron el auto y luego se lo devolvieron. Pero esto no fue todo, debido a que iniciaron una campara para remodelar el auto y dejarlo como nuevo, lo que emocionó hasta las lagrimas a Siqueira.
“Me emocionó mucho”, dijo el educador, que mostró el momento exacto en que recibió las llaves de su “nuevo” automóvil, mientras todos los involucrados, escondidos en un principio, salieron a saludar al hombre que les dio sus primeras enseñanzas, no sólo en el aula, sino que también para la vida.
De esta forma el maestro intentó regresar a su casa con su “joyita”, sin embargo, no arrancó y entre todos debieron empujarlo hasta que el Beetle prendiera.
